lunes, 9 de junio de 2014

El retorno fue claro, claro en recordarme que surfear es mi pasión número uno, no se cansa de conectarme con mi propio cuerpo, no le da tregua a engaños triviales, digo, virtuales.

Fuimos a la playa de los principiantes, valerosos principiantes acá en Tortola. Tanta emoción acumulada no me dio tiempo para estirar, solo saltar al agua y remar desesperadamente al point; o bueno: remar, remar, remar y no avanzar, ahí viene mejor está palabrita desesperadamente. Tal así como si mi cuerpo molesto por la falta de surf en estos últimos meses de trabajo, estaría jugándome a la ley del hielo.



Encontrarme surfeando en un lugar nuevo, hasta el momento no pensado, me hace sentir irónicamente en casa,  los revolcones que no varian mucho de aquí pa' allá, es tan real que el mar es uno solo. Si bien hay olas mejores que otras, la felicidad la encuentro en no llamar a la frustraciones, no añorar las olas pasadas, ni concentrarse en las que vendrán luego: remar con fuerza y gratitud, esa la mismita que viene allá, que es toda tuya.

Al cuarto intento cojo un ola, un drop, una descarga, un regalo de la gravedad con abrazos del mar. Mis obstinados músculos, dan su brazo a torcer y deciden escucharme, "quien con su barriga se enoja, la tripa le queda floja", entienden que no hay tiempo para engreimientos, en pocos días toca volver al trabajo.

Salimos del mar con unos cuantos rasguños, calambres en las piernas mas con la auténtica alegría de estar de nuevo en buen rumbo.

Sweet: Sugar Cane!!!




Al día siguiente viene un swell, bueno 1 Ft, o 2 Ft, dice magicseaweed, parece muy pequeño para que funciones esta ola, pero con como quien no quiere la cosa enrumbamos a Sugar Cane.  Me hace recordar a La Herradura,  pero para la derecha y con un sello caribeño. Las olas rompen ridículamente cerca de las rocas, pero con una perfección hipnotizante, como en cámara lenta radical.


Solo llegué a coger tres olas, pero fueron suficientes, timming. Dimensión perfecta paralela, sentir conexión inmediata, cálida,  con las personas que comparten la sesión. Qué sería de la vida sin esos momentos que dentro de  las eternas confusiones y distracciones,  nos llevan de momento a otro a sentir la fuerza de la naturaleza, a ti misma como parte de ella, el surf es mi vehículo. Conexiones aun más profundas.

Locrito

La receta que relaciono es este lugar, Tortola, es el clásico locrito de zapallo con Langosta a la parrilla, lan. Lo que en casa era cotidiano y hasta a veces aburrido, se convierte en un manjar de los apus, que me trasporta a Perú.

Acá en el caribe en general, se produce un muy buen Zapallo, no es el macre, pero se le parece. Tiene ese color amarillo, naranja, no peca de muy dulce, como muchos otros con lo que intente hacer locro fuera de lima. Habas verdes, que aparte de color y sabor, aportan textura arenosa. Nunca de una lata. Las congeladas que son las que yo uso acá, son una buena alternativa.

Ají amarillo, para esta receta, yo uso la pasta que viene en pomo. No no son tan versátiles como los congelados o el fresco, ni que decir, pero a falta de tortas, buenos son panes.

Un ingrediente que encontré acá y en mismo Lima nunca encontré, es achiote fresco. Recién cosechado del árbol, que aprietas la semillas en tu mano y obtienes una pasta que mancha tus dedos de rojo. Le dieron un toquecito especial al aderezo.

Y por supuesto el sello de el caribe, la langosta. Cazada por Matt, tamaño Matt, alimento a 4 personas. Yo nunca oí antes este método para matar las Langostas, sumergirlas an agua dulce, no tiene que ser caliente, sino solo agua dulce y se mueren tranquilas y sin tanto drama.



Ingredientes:

Zapallo
Papas
Cebolla roja
Ají amarillo
choclo, no desgranarlo
pimienta, orégano, achiote,
leche evaporada
habas
arverjitas
queso fresco o queso ricotta o queso feta
queso parmesano
huacatay
culantro

El locrito es simple, se hace un aderecito con: cebolla, ajo, pasta de ají amarillo achiote, oregano, pimienta, culantro.
Luego se baja el fuego, se agrega el zapallo y se cocina con paciencia, tapado, sin agregar agua ni caldo ni nada. Solo tiempo y fuego lento. Una olla de fondo ancho será un buena aliado si no quieres pasar muchas horas lavando.
Una vez que el zapallo ya está casi la mitad como un puré, agregamos las papas, las habas (peladas), las arverjitas. Cocinamos por como media hora más a fuego siempre muy muy lento. Finalmente cuando ya tenemos el locrito hecho, agregamos media tacita de leche evaporada, los quesos y una ramita de huacatay.

La langosta, sin nada, solamente a la parrilla, con sal y pimienta blanca.

Las cantidades de zapallo, papa, habas, queso yo creo que son relativas, al gusto; a mi me gusta con full quesito y habas.