miércoles, 26 de agosto de 2015

A viento en el Mediterraneo

Llama mi atención una pequeñita pluma que juega con el viento, me hace recordar correr una ola en Lobitos o Chicama, se vacila. Viaja, al igual que nosotros, alternante entre 12 y 13 nudos. Cada instante parece que viniera su grand finale, que fuera a zambullirse para siempre, pero por un pelo de casualidad; por los fuertes vientos que soplan en este mar, casi carente de corrientes y mareas; se salva y nos sigue acompañando. Llevo 12 minutos observándola, 2 días en el mediterráneo y 8 días en curso desde que zarpamos de Inglaterra. Menos de un gramo y  poco más de dos cuarentenas de toneladas, viajando al mismo ritmo, empujadas por el mismo viento.    

Es un mar de aguas cuasiperpetuas, al estar rodeado de tierra el flujo es mínimo. Cuna de Poseidón, el mediterráneo forma tempestades en tiempo récord, tal vez los más emblemáticos de los vientos locals son los Terranios, quienes pueden sorprender a los incautos. Bajo la influencia de los Alpes, los Pirineos, las sierras españolas y el cálido desierto africano, se desarrolla una dinámica compleja propia de océano-mar; eso hace de veleiar estas aguas incierto, aventurero si vale repetir. Lo saben bien el rubio Menelao y el divino Ulises, quienes fueron presa de sus caprichosos vientos en sus respectivas travesías.

Los Delfines nos acompañan casi a diario. Ellos se divierten siguiendo las pequeñas olas que genera nuestra proa. Me encanta mirarlos, ya es cotidiano pero no dejo de sonreír  cada vez,  al verlos felices, jugando; alegre de haber encontrado a los surfistas del mediterráneo. El inicio y el final del día son sus horas predilectas. Al mañanero vienen generalmente en grupos de a dos, se les ve llegar a lo lejos, saltando enérgicos. En la tarde más bien vienen en mancha, casi casi como nosotros, los tablistas de Perú. Al verlos, extraño correr olas, hacer comitivas, en general lo que envuelve el surf; explorar, explorarme, el disfrute puro de creerme un pedacito del mar por unos instantes. 


Mañana llegaremos a Palma de Mayorca por una parada técnica,  pues nuestra vela principal se averió y tuvimos que retirarla del mástil. No tengo ganas de ir a tierra, es demasiado pronto has transcurrido sólo 5 días desde que zarpamos. Me gusta mucho estar en curso, oír al mar. Navegar invita a dejar que afloren pensamientos, a que eventualmente el viento se los lleve antes de haberlos concluido. Acabando mi guardia, siento cansancio, es cierto, 3 horas en la soledad de la noche y el mar no son broma, hay que estar atentos;  pero también, de cierto modo me siento renovada, con mente liviana, sólo quedan  en mi memoria, aquellos pensamientos que fueron lo suficiente tenaces como para aguantar la brisa.  

Habiendo arreglado nuestra vela principal, partimos de Palma, al atardecer. Dicen los lugareños que palma ha sido elegida como la mejor cuidad para vivir este año, y deben haberlo oído muchos. Conforme nos alejamos de la isla una nube verde-amarillenta, que cubre la cuidad nos despide, se disipa conforme nos hacemos a la mar. La vi antes partiendo de Southhampon, Reino Unido. El famoso smog, habitante intrínseco de las grandes ciudades. 

Smog saliendo de Palma de Mallorca
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Habiendo arreglado nuestra vela principal, partimos de Palma, al atardecer. Dicen los lugareños que palma ha sido elegida como la mejor cuidad para vivir este año, y deben haberlo oído muchos. Conforme nos alejamos de la isla una nube verde-amarillenta, que cubre la cuidad nos despide, se disipa conforme nos hacemos a la mar. La vi antes partiendo de Southhampon, Reino Unido. El famoso smog, habitante intrínseco de las grandes ciudades. 


De nuevo en rumbo, he estado en guardia durante la aurora, coincidentemente pasábamos por la Isla de Toro, un islote, más bien; ubicado al norte de Sardigna, Italia. Pienso en mi bisabuelo, tres generaciones atrás, partiendo hacia América rumbo lo desconocido, de 17 años y sin planearlo mucho; como las personas de mar. En ese amanecer en la costas italianas me siento conectada con quien nunca conocí. En cada uno de nosotros vive un pedacito de nuestros antepasados, rompiendo la barrera del tiempo, acaso en eso consiste la magia. Disfrutamos el hoy, compartiendo cada día; pero perduramos en las personas que tocamos, en las que creamos, en aquellas que de una u otra manera ayudamos a construir.

Foto: M. Balcomb



Sicilia, Mar Tirreno y las islas de Eólianas

Son maravillosas estas islas volcánicas. Abruptas, con algunas pocas especies vegetales,  como si las cumbres de los Andes, estarían dispersas en el mar. El mismo tipo de poblados, dispuestos en vertical, de esos en lo que tienes los vecinos arriba o abajo en vez de al lado. Casi todos son anclajes que hemos encontrado son difíciles, pues lo abrupto de las islas continua bajo la superficie marina, teniendo a pocos metros de la costa profundidades de 300 metros. Como en una carrera, hemos visitado hasta el momento 6 islas, Ústica, Alicudi, Filacudi, Vulcano, Lirapi y Stromboli en 4 dias, y en algunas de ellas varias paradas. Visitado es mucho decir, más bien visto casi casi como en una foto, sin tener muchas oportunidad de conversar con nadie, de comer algo fuera del barco o tomar una cerveza. Italia hermoso pero fugaz. 

Estrómboli es una impresionante isla/volcán activo. Conforme nos cercamos lentamente, empujados por el viento, podemos notar el humo saliendo de la fumarola. Cuando ya a pocos metros vemos incluso las rocas volcánicas que ruedan 1000 metros sobre la falda del volcán hasta llegar a un profundo y oscuro mar. Desde nuestro flotante entorno, Pandemonium, el cual en estos días ocupados no tendemos mucho a abandonar, vemos  gente que emprende una caminata hasta la cima del volcán activo.


Estrómboli, isla/volcán al sur de Italia
Estrómboli, humeando 


Italia, y sus vírgenes sobre las rocas

Orata pez clásico del Mediterráneo

Esta amaneciendo, el mar esta calmo y ya estamos más cerca de Grecia, bueno a Grecia continental, navegamos por un angosto canal "Corintos", entre el continente y el territorio de Peloponeso, una especie de isla gigante pero unida al continente por un istmo. Venimos rodeando el Peloponeso desde ayer al atardecer, cuando estábamos en el mar Ióneo; en pocas horas pasaremos por el canal de Corintos, el cual nos llevará al mar Egeo, y finalmente a Atenas.

Canal de Corintos. Foto: McLean Smith

Hay muchos mares por acá, al inicio fue confuso para mí, nativa de tierras monoceánicas, pero ya me estoy entendiendo en el asunto y me encanta. Estoy también aprendiendo a hacer nudos, a entender el tráfico marítimo, a tirar cuerdas en los muelles y ajustarlas con usando el memento de la moción del velero para estacionarlo, rápidamente; en fin muchas nuevas tareas que en otros barcos por estar rodeada de habilidosos marineros nunca aprendí, puedo considerarme hoy más, una cocinera navegante.

Naufragio en Zakinthos                              Foto: M.Balcomb

Zakinthos Foto: M. Balcomb

Zakinthos desde el aire Foto: M. Balcomb


Nuestras caminatas en las islas griegas vienen siempre sazonadas con un intenso aroma a tomillo y salvia, avanzando sobre terreno rocoso y escarpado, rumbo a un cumbre donde encontraremos una construcción con aspecto medieval, ruinas de una construcción más bien, una ventana donde plantarnos a mirar el horizonte. Hoy al pie de la montaña  me saluda una mata de ruda, me recuerda  

Velero Pandemonium en Alimia, Archipiélago del Dodecaneso. Foto:McLeanSmith

En las islas griegas que visitamos, la vida parece sencilla y aún a la antigua. Pueblitos de una bodega, una carnicería, una panadería; vid e higueras los adornan, simplemente hermosos. Se respira paz y se habla griego, que paraíso. Pulpo a la Griega

Las comida griega en general me encanto, con marcada presencia de  tomates, queso feta, mariscos y oregano fresco. Una receta que me llamo mucho la atención es la de pulpo a la grill. Es diferente a las otras formas que conocí de cocer el pulpo, se lava y se deja secar a sol y luego para la parrilla. Este proceso hace que el sabor del pulpo, sea intenso, puro. Esta receta es para amantes del combo marino. 





Lavando el pulpo al estilo griego, como si fuera ropa de bebe
Pulpo con las membranas intertenticulares cortadas

Qué necesitamos? 

1 pulpo de por lo menos 1 Kg
aceite de oliva
oregano fresco
limón amarillo 
1 dientecito pequeño de ajo
una roca plana con agua de mas cerca

En primer lugar, el pulpo debe estar muerto y se deben haber retirado ya todos los órganos que viven en el saco o "la cabeza". Para lavar el pulpo vamos a tomarlo por la apertura que es su boca, es decir colocarlo boca arriba. Comenzamos a sobar sobre la roca áspera o muelle, pero suavemente, casi como jugando. Y jugaremos por un buen rato, por lo menos 20 minutos; en los cuales el pulpo empezará a producir una espuma que enjugaremos eventualmente con agua de mar. Cuando notaremos que a raíz de la sobada la carne del pulpo antes fofa y caiga, se ha dotado de cierto vigor, dicen los griegos a llegado a su puntocon apariencia de sombrilla cerrada.

Cuando se ha llegado el punto deseado lo  de le corta la sección entre la cabeza y los tentáculos, y se descarta. También cortaremos entre las membranas que unen los tentáculos, generando así una forma más como de estrella de mar.   En este momento y está listo para el secado, éste se realizará al sol y por aproximadamente 6 horas. Para no hacer mucha suciedad en la cubierta, yo utilicé un colador a modo de paltrona. Se endurecen la superficie, que a simple vista parecen fueran de plástico, pero a tocar los tentáculos notamos que en el interior siguen jugosos. Así lo queremos, una especie de trampa de impermeable para los jugos del pulpo, está listo para la parrilla. 

Separamos los tentáculos y así los colocamos en la parrilla, al igual que el saco de la cabeza con una corte longitudinal. Los asamos brevemente entre 7 y 10 minutos dependiendo de la brasas del tamaño. Una vez asado, recién los sazonamos con el aceite, ajo, orégano y sal. Se corta en pequeñas monedas y se come con una gotas de limón fresco. 

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