jueves, 12 de noviembre de 2015

     
      En curso, tejiendo verdades a puntada lenta, casi sin darme cuenta. Millas, imágenes, sabores, gente que conozco, son mi hilo;  mi guía es mi curiosidad. Parto de Polynesia Francesa con la alegría que trae una certeza, cuando llega una noche de martes, así ya pasada su hora. Todo tiene más sentido ahora! la alpaca en el tiki de marquesas no miente, esa familiaridad que encontré en los pobladores de Marquesas pudo tener su origen en la romántica Amazonía. 

En Asháninka Cjumara, en tahitiano úmara, en fijinano kumala, en maori kumara, en castelano camote. Sí, el bienquerido que acompaña nuestro cevichito y pan con chicharrón, oriundo de la cuenca del Río Amazonas, está también presente en los festines de la Polynesia y Melanesia desde hace mucho tiempo ya.  Dos territorios separados por un vasto océano, dos culturas sin escritura; y esta raíz, trotamundos por naturaleza, capaz de atravesar el  océano sin perder su poder germinativo, nos confirma la existencia de un nexo entre dos tierras a simple vista tan remotas. 

Ashankica: Cjumara/Marquesas:'umara/Fiji: Kumala/Maori:Kumara/Peruano: Camote

Tiki con Llama grabada en Hiva Ova, Islas Marquesas


Embarcación tradicional estilo Melanesia/Museo de Fiji






 Existen mapas complejos, mapas de vientos; que los misioneros en su llegada a las islas del pacífico sur no supieron entender, menospreciando así la capacidad de navegar largas distancias de los lugareños. Esos mapas no toman sólo en cuenta distancia entre territorios sino más bien la prontitud con la que una embarcación a vela llegaría dados los vientos en cada estación. No me cabe la menor duda, los antiguos polinesios visitaron Sudamérica a vela en épocas precolombinas, y se trajeron de vuelta el camote, y seguro mucho más. 

 Experimentos de balsas flotando a través del océano, mapas genéticos de especies vegetales como el mismo camote y su co-evolución en la islas;  y de pronto algo tan simple como una palabra, nos delata lo sospechado. Mi vena científica se siente gratificada y despierta. ¿Habrá sido un encuentro pacífico o una "chiki" que no quedo registrada por la falta de escritura o por que tal vez fueron pocos los que llegaron?. Dicen las leyendas que los pobladores de Las Islas Marquesas, median hasta 3 metros de altura. Imagino gigantes llegando a la Amazonía, luego de atravesar la Cordillera de los Andes, en busca de un paisaje que se asemeje al suyo, donde puedan encontrar especies vegetales, aprender,  y quien sabe, tal vez enamorarse.  Me siento una vez más investigadora, me siento embajadora, me encanta. 


Navegando hacia el futuro


     Estoy en el pacifico sur round 2, he vuelto a la vida agradecida, de mañanas soleadas y tranquilas, costas turquesas y atardeceres libres.  Agradecida de vivir, de aprender, cada día. En cuanto al planeta y los multiples problemas ligados la ambición de unos pocos,  y tal vez la costumbre o la comodidad de los más, es la de nunca acabar. Llegue a la conclusión de que la esponajita verde, no es tan verde después de todo.

Se han dado cuenta que la clásica esponjita verde lavavajillas, se va aminorando de a pocos, y así tarde o temprano, luego de una semanas o días se va a la basura. Pues me pregunté donde se va ese minúsculo verde y sí, lo que me temía se va al mar, a los estómagos de los peces, como lluvia foranea sobre los corales. Existe alternativas naturales en la mercado y si tienes mucha suerte las puedes encontrar en la orilla varadas durante la marea baja: esponjas naturales. Para que reinventar la rueda que la naturaleza nos brinda. 

 Zarpamos siguiendo la puesta de sol, hasta donde se acaba el oeste y empieza llamarse este, la segunda mitad del pacifico sur, de Huahine hacia Fiji hemos estimado 8 días navegando. Hemos pasado unas semanas esperando el buen viento, y con el mes de octubre ha llegado, es momento de partir.

 Vamos a viento por 4 días seguidos, hemos prendido el motor por sólo media hora en total, navegando a razón de 250 millas náuticas por día. Las olas los dos primeros días vinieron de costado, así que la moción y mis actividades en la cocina fueron medio accidentadas. Luego nos han llegado de un mejor ángulo y hemos empezado a surfearlas. Josefina es ligera sobre las olas, 70 toneladas y 2 más de combustible y demás; se sienten como si  fuéramos de balsa, oscilando entre 9 y 12 nudos. Navegar a vela es lo más parecido a volar que conozco, al comienzo marea, pero cuando empiezas a disfrutarlo y sentirlo no te deja, no te cansa ya.  
-----------
Y no toque madera, hoy se fue el viento y estamos a motor desde la madrugada. Como navegando dentro de una pintura, en un cielo de nubes inmóviles y ondas minúsculas en el mar. Es buen momento para mirar el ocaso, sentados en la proa mientras esperamos que el viento vuelva. 
-----------
Volvió el viento, cerca de 25 nudos, buen ángulo para nosotros, a este paso estamos a tres días de Fiji. Mientras en la cocina estoy preparando unos ricos sanduches con atún blanco local (fresco) y de pronto -splash- nos cubre un ola grande. Mi campana extractora se convierte en una cascada, los refrigeradores por algún ducto que aún no hemos descifrado se llenaron también de agua, en la entrada principal también diluvio, pues la fuerza de la ola atravesó el domo de protección que la circunda. La escotilla a la cabina mayor, que estaba abierta, porque alguien acababa de bajar, se duchó de tal manera que uno de los chaleco salvavidas hidro-sensibles se activó. La ola pasa rápido pero el flujo continua por unos segundos que se hacen eternos, mientras me apresuro al panel de control a desconectar la electricidad de la cocina. El mar no está tan picado, son 30 nudos los que nos vuelan, pero a veces así pasa, que una ola rompe justo en el lugar preciso, y la cresta explota en nuestra cubierta. Toda la tripulación con toallas y paños tratando de frenar el curso del agua por las cabinas, de secar todo lo que ha sido salado; todos aún algo alterados por el suceso, cuando de pronto splash repetición. Esta vez me encuentro en la escalera principal del salón por donde empieza la catarata un poco más tenue que la anterior, más no encuentro de que asirme y la fuerza me vota hacia estribor, afortunadamente aterrizo sobre un sofá. Un susto para todos, todos salvos; a empezar de nuevo la limpieza. 

Hoy o tal vez mañana hemos atravesado la linea del tiempo, era Lunes a las 17 horas y en un abrir y cerrar de ojos se ha convertido en Martes a las 18 horas, viaje en el tiempo. Para ponerle un poco de sazón a la historia el generador de energía se ha averiado  hemos declarado estado de austeridad de agua: no duchas.  Por suerte ya estamos cerca, en un día estemos ya en Fiji, parece que llegaremos a la isla más grande del archipiélago, a la cuidad de Nadi, cerca a la popular ola de arrecife Cloudbreak. 

Viento ligero
35 nudos

Bendecidos con un Wahoo




Llegando a Fiji luego de 9 días de travesía

La Olla: Navratam Korma

Mucho después de los primeras migraciones, los jumaras y demás, cuando las Islas Fiji fueron administradas por los ingleses, hubo una gran migración Indi. Los Indi se dedicaron a trabajar la caña de azúcar y trajeron consigo su deliciosa comida. El mercado local es una mezcla de productos de isla (plátanos, cocos, fruta pan, jack fruit, Ñame, Taro) con la más completa variedad de especias que puedas imaginar. Esta receta puede sonar abrumador por la gran cantidad de ingredientes pero son de una preparación muy simple, el resultado es un guiso muy gustoso que vale la pena probar. 

Ingredientes

1/2 kilo de vegetales mixtos (berenjena, zanahoria, zapallo, papa, frijoles frescos, vainitas, coliflor, champignones, ají, etc) picados uniformemente para que la cocción sea pareja
1/2 taza de queso fresco frito 
1/4 taza de piña o mango picadito 
2 tomates maduros medianos picaditos
1 cebolla pequeña o un chalote picado
2 dedos de poro picado
2 hojas de laurel
1 cdta de semillas de mostaza
un puñado de culantro picado
un puñado de menta picada
1 cda de ghee
1 cda de aceite para saltear los vegetales al principio
pimienta negra en polvo y pimienta roja en polvo, como toque final



Para el Masala Korma

1 taza de cashew remojadas en agua por unas 3 horas
1 taza de leche de coco natural
4 dientes de ajo
2 cdas de kión
1 pedacito de cúcuma 
1 ramita de albahaca
2 cdas de semillas culantro
2 cdas de semillas de comino
1 cdta de cardamomo verde
2 clavos de olor
1 pizca de canela
1 cdta de cúcrcuma en polvo
1 cdta de pimienta negra
un pedazo de ají
sal

  Colocar todos los ingredientes para el masala korma en a licuadora y hacerlos puré. Reservar. 

 Freír el queso fresco en aceite y reservar en un plato  agua fria.

 En una sartén de 30 cm de diámetro, de fondo grueso, calentar el aceite y saltear la cebola y el poro con el laurel y las semillas de mostaza. Luego agregar los vegetales poco a poco para no cortar el calor y saltear por unos 6 minutos. A continuación agregar el ghee y cuando este caliente de nuevo el tomate y mango picadillos con el masala, continuar salteando por 5 minutos más. Una vez que los sabores se hayan amalgamado, rectificar la sazón, baja el fuego al mínimo, agregar la mitad del culantro y dejar simmer medio-tapado por 30-40 minutos aproximadamente.


 Servir espolvoreando con culantro y menta picaditos y las pimientas en polvo. Acompañar con arroz blanco